Protocolo de la firma del Acuerdo de Paz en Oriente Medio
- Alicia

- 19 oct
- 5 Min. de lectura
El lunes 13 de octubre tuvo lugar uno de los actos de mayor relevancia y simbolismo en el mundo de la diplomacia y las relaciones internacionales: la firma de un acuerdo de paz.
Los actos de firma de convenios, tratados o acuerdos requieren una gran puesta en escena y están cargados de simbolismo. Es fundamental que el mensaje que se quiere transmitir llegue con claridad. Cuando se organiza un acto de firma —sea del tipo que sea—, se hace porque se desea mostrar algo, transmitir un mensaje. Existe siempre una intención comunicativa más allá del contenido del documento.Para firmar un texto, bastaría con una reunión privada entre las partes; sin embargo, cuando se convoca una firma pública, se busca dotar el momento de significado y visibilidad, y en ello, el protocolo desempeña un papel esencial.

¿Quiénes asistieron?
Al acto asistieron representantes de 27 países y organizaciones internacionales, entre ellos una veintena de jefes de Estado y de Gobierno.
Los cuatro países firmantes fueron: Egipto, Estados Unidos, Catar y Turquía. Ninguno de ellos es parte directamente implicada en el conflicto, pero sí los mediadores que hicieron posible alcanzar el acuerdo de alto el fuego y que, con su firma, se convierten en garantes del cumplimiento de los términos pactados.
El resto de países acudieron como invitados u “observadores”. La presencia de otros líderes simboliza el respaldo de la comunidad internacional y refuerza la legitimidad del acuerdo.
Estructura del acto de firma del Acuerdo de Paz
Llegada de los líderes y delegaciones a Sharm el-Sheij y acreditaciones oficiales.
Saludo y bienvenida protocolaria. Discursos inaugurales a cargo de los anfitriones (Egipto) y co-organizadores o co-anfitriones (Estados Unidos) o mediadores.
Firma de la Declaración (Declaración Trump para la Paz Duradera / Acuerdo de Alto el Fuego) por los países mediadores (Egipto, EE. UU., Catar y Turquía), en calidad de garantes.
Foto de familia / fotografía oficial de todos los participantes.
Discursos complementarios de líderes invitados que expresaron su apoyo político al acuerdo y ofrecieron declaraciones a los medios.
Clausura del evento por parte de los organizadores y cierre formal del acto.
El protocolo y la puesta en escena
El acto se celebró en Egipto, y su presidente, Abdel Fattah el-Sisi, ejerció el papel de anfitrión. Sin embargo, el presidente Donald Trump tuvo un protagonismo muy destacado, tanto que, según la percepción transmitida por los medios, llegó prácticamente a asumir el papel de anfitrión, eclipsando en parte a su homólogo egipcio.
Digo “según lo que se ve en los medios de comunicación” porque hoy en día debemos recordar que lo que observamos es solo una fracción del conjunto, y que esa visión parcial puede llevarnos fácilmente a interpretaciones erróneas.Aun así, es innegable que el presidente Trump desempeñó un papel central durante todo el acto, actuando podríamos decir como coanfitrión del acto.

Recibimiento de los líderes
Y el primer indicio de esta situación la pudimos ver desde el inicio, durante el recibimiento de los líderes invitados.
Los líderes invitados fueron recibidos primero por el presidente egipcio y luego por el estadounidense. Por norma general, el anfitrión es quien se encarga de recibir a los invitados, ya que es quien organiza el evento y extiende las invitaciones. En este caso, sin embargo, las invitaciones fueron extendidas conjuntamente por ambos mandatarios, lo que explica el doble recibimiento, y ese papel de como co-anfitrión del presidente Trump.
Discursos de apertura
Hasta este punto, todo se desarrolló conforme a las normas habituales del protocolo, pero en el momento de los discursos de apertura, empezamos a ver algunas cositas que se salen de lo que podríamos decir es la norma habitual.
Y lo vemos por ejemplo en la disposición de las banderas. En el escenario donde se han llevado a cabo los discursos de apertura, la bandera de los Estados Unidos ocupaba la posición número uno, mientras que la egipcia aparecía en el segundo lugar. La norma general establece que la posición de honor corresponde al país anfitrión, por lo que este detalle resulta significativo.
Otro elemento revelador fue el atril utilizado para los discursos inaugurales que lucía el sello presidencial de los Estados Unidos. Este detalle no es casual y es tremendamente significativo ya que lo diplomáticamente correcto habría sido utilizar un atril neutro o, en todo caso, con el escudo egipcio que era el país anfitrión. Estoy segura de que el atril con el sello fue colocado a petición expresa del equipo de protocolo de la Casa Blanca, y como dice el refrán: “no dan puntada sin hilo”.
Fijaros en la siguiente foto, si no supierais quién y dónde se ha organizado el acto, ¿quién pensaríais que es el organizador?

En cuanto al orden de los discursos, sí se respetó la norma protocolaria habitual: el anfitrión, el presidente egipcio, abrió la ceremonia con su intervención, y después intervino el presidente Trump.
El momento de la firma
La firma del acuerdo se desarrolló en un escenario con dos planos:
La escena principal, la mesa presidencia integrada por los cuatro firmantes (Egipto, EE. UU., Turquía y Catar).
La escena secundaria, situada detrás, donde se ubicaron el resto de los líderes invitados.
La disposición en la mesa presidencial siguió el criterio de alternancia respetando el orden de precedencias habitual que se aplicaría en estos casos. La posición número 1 la ocupó el presidente egipcio como anfitrión, Donal Trump ocupó la posición número 2, Catar la número 3 y Turquía la número 4.
En cuanto al procedimiento, al haber cuatro firmantes, fue necesario preparar cuatro copias del acuerdo.Existen varias fórmulas posibles en protocolo para estos casos, y en esta ocasión se optó por la siguiente:
Primero firmaron el-Sisi y Trump, rubricando dos copias cada uno. A continuación, con la ayuda de las asistentes, intercambiaron los documentos y firmaron nuevamente las otras dos copias.Una vez completadas las cuatro firmas, las asistentes entregaron dos de las copias al presidente turco y otras dos al de Catar, quienes repitieron el proceso de intercambio y firma.
De esta manera, los cuatro líderes firmaron las cuatro copias del acuerdo, quedando todos como garantes oficiales del compromiso de paz.

El acto de firma del acuerdo de paz del 13 de octubre no solo representó la culminación de un proceso de negociación complejo, sino también una demostración de diplomacia escenificada, donde cada gesto, cada bandera y cada palabra pronunciada tuvieron un significado político y simbólico.
Más allá del documento rubricado, este evento buscó transmitir un mensaje al mundo: el compromiso internacional con la paz, la cooperación y la estabilidad en una región históricamente marcada por la tensión.Sin embargo, también dejó en evidencia las dinámicas de poder y protagonismo que se dan en la arena internacional, donde el protocolo, lejos de ser un mero formalismo, se convierte en una herramienta de comunicación estratégica.



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