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5 Pasos para organizar la reunión perfecta

  • Foto del escritor: Alicia
    Alicia
  • 25 ago
  • 7 Min. de lectura

¿Alguna vez habéis estado en alguna reunión de trabajo y habéis pensado en lo mal organizada que estaba? Probablemente sí, y también es probable que en alguna de esas ocasiones la empresa organizadora fuera la vuestra. 


Con frecuencia observo un error muy común: no dedicar el tiempo y la atención necesarios a la organización de las reuniones de negocios. La mayoría de las veces, toda la energía se concentra en el contenido de la reunión —lo que se quiere presentar o discutir— y se deja en segundo plano la forma en que esta se estructura y desarrolla.


Para explicar lo importante que es cuidar todos los aspectos de una reunión, suelo recurrir a una metáfora sencilla: la de un restaurante.


Imaginemos un lugar donde la cocina es excepcional. Preparan platos deliciosos, pero descuidan todo lo demás. Al llegar, te hacen esperar más de diez minutos en la entrada; cuando finalmente te acompañan a la mesa, resulta demasiado pequeña y la “solución” es añadir un par de sillas apretadas en un espacio incómodo. El pedido tarda en tomarse, las bebidas llegan calientes y servidas en vasos que han vivido tiempos mejores, y, para colmo, algunos platos nunca llegan a la mesa.


Por muy exquisita que sea la comida, la experiencia se arruina por la falta de organización.En una reunión ocurre exactamente lo mismo: el contenido es la comida. Es el motivo central de la cita y, por supuesto, debe ser de calidad. Pero la experiencia que viven quienes se sientan a la mesa con nosotros también cuenta, y puede marcar la diferencia entre una reunión productiva y una que deje un mal sabor de boca.


Organizar una reunión de negocios
De la organización de la reunión depende una parte del éxito de la misma.

Ahora que hemos visualizado la relevancia de estos detalles —tanto para la imagen de la empresa o institución como para nuestra propia reputación profesional— quiero proponerte cinco pasos prácticos que puedes usar como guía o checklist al organizar una reunión.


Antes de empezar, una aclaración importante: estos consejos están pensados para reuniones sencillas, de hasta 2 o 3 horas de duración, realizadas en una sala de reuniones y con un máximo de 20 participantes. Si la reunión implica más tiempo, mayor número de asistentes o espacios adicionales, la preparación requerirá un nivel superior de organización.


PASO 1. EL INVITE

La experiencia de una reunión comienza en el mismo momento en que envías la invitación. El invite no es un simple recordatorio en el calendario: debe ser útil, claro y contener toda la información necesaria para que los asistentes lleguen preparados.


¿Qué no puede faltar en un buen invite?


  • Título. El asunto debe ser claro y permitir identificar la reunión de inmediato. Incluye, siempre que sea posible, el nombre de las empresas o instituciones participantes.


  • Día y hora. Puede parecer evidente, pero nunca está de más revisar cuidadosamente que el día y la hora sean correctos, teniendo en cuenta los distintos husos horarios si hay participantes de diferentes ubicaciones.


  • Lugar. Indica la dirección completa y precisa: edificio, planta, sala, puerta… todo lo necesario para que los asistentes sepan exactamente dónde deben acudir.


  • Detalles logísticos. Señala si existe estacionamiento para visitas y cómo acceder a él. Si es conveniente, incluye un mapa o un enlace de ubicación. También aclara si la reunión coincide con la hora del desayuno o la comida, y especifica si se ofrecerá algo en esos momentos. En resumen, proporciona cualquier información que pueda facilitar la experiencia de los asistentes.


  • Agenda. Incluye un orden del día o, al menos, los puntos principales a tratar. De esta manera, todos los participantes podrán llegar mejor preparados y con claridad sobre los temas a discutir.


Un invite bien diseñado es el primer paso para transmitir profesionalismo y respeto por el tiempo de los demás.


PASO 2. LA SALA

La sala de reuniones es mucho más que un espacio físico: es el escenario donde se desarrolla la conversación. Por eso, elegirla y prepararla adecuadamente es clave para que todo fluya de manera natural.


En primer lugar, asegúrate de que la sala tenga el tamaño adecuado para el número de asistentes. Una sala demasiado grande puede resultar fría e impersonal; una demasiado pequeña, incómoda y poco funcional.


Si el espacio permite distintos tipos de montaje, selecciona el que mejor se adapte a la naturaleza de la reunión. Los formatos más habituales son:

  • Mesa imperial


  • Mesa redonda


  • Mesa en U


  • Mesa cuadrada


  • Mesa rectangular



Aunque existen otras opciones, estos son los más utilizados en entornos de trabajo. Como regla general, las mesas redondas y cuadradas suelen funcionar mejor para reuniones reducidas, mientras que las mesas imperiales y en U resultan más adecuadas para grupos más numerosos.


Además, es importante definir de antemano cómo se sentarán los participantes. No es necesario protocolizar o asignar asientos formales si la reunión no lo requieres, pero la parte organizadora debe tener claro el esquema antes de la llegada de los invitados para evitar confusiones o momentos incómodos.


En reuniones bilaterales, lo más habitual es utilizar una disposición en espejo: cada delegación frente a la otra, con los cargos homólogos alineados cara a cara.


Ordenación de invitados en reunión bilateral
Ordenación en espejo para reuniones bilaterales.

En el caso de una mesa en U, suele aplicarse una fórmula mixta: las personas de mayor relevancia se sientan en la cabecera, mientras que el resto de participantes se ubican en los laterales, también en disposición espejo.


Sentar invitados en reunión bilateral
Ordenación de asientos mixta cuando la mesa es en forma de U

La clave está en la coordinación y la previsión. No se trata de complicar la logística ni de imponer rigideces innecesarias, sino de evitar la sensación de improvisación y transmitir profesionalismo desde el primer momento.


PASO 3. LOS AUDIOVISUALES

Tras más de diez años organizando reuniones, puedo afirmar que el problema más común —y también el más frustrante— son los fallos audiovisuales. Todo parece estar bajo control, hasta que llega el momento clave: los clientes ya están en la sala y, de repente, la pantalla no se enciende.


Para evitar estas situaciones, es imprescindible revisar y probar con antelación todos los equipos audiovisuales que se vayan a utilizar: proyectores, pantallas, sonido, micrófonos, presentaciones o vídeos. No basta con confiar en que “siempre funciona”, porque el día que falla suele ser el día más importante.


Un par de recomendaciones prácticas:


  • Prueba todo antes de la reunión. Dedica unos minutos a comprobar que las presentaciones, vídeos y conexiones funcionan correctamente.


  • Lleva tu equipo preparado. Asegúrate de que el ordenador esté cargado y con todas las actualizaciones instaladas previamente. Nada más inoportuno que una actualización automática interrumpiendo la reunión.


  • Ten un plan B. Siempre que sea posible, lleva la presentación en un USB o en la nube para poder acceder desde otro dispositivo en caso de imprevisto.


Los detalles técnicos pueden parecer menores, pero cuando fallan eclipsan todo lo demás. Una buena gestión audiovisual transmite profesionalismo y permite que el foco esté donde debe estar: en el contenido de la reunión.


PASO 4. EL RECIBIMIENTO

El recibimiento es el primer contacto presencial de la reunión y, por tanto, un momento clave que no debe descuidarse. En la mayoría de los casos, una empresa o institución se desplaza a la sede de la otra, y la forma en que se gestiona la llegada marcará la primera impresión.


Lo esencial es que las visitas nunca lleguen sin ser atendidas. El recibimiento debe planificarse con antelación y, en lo posible, formar parte de un protocolo general de la organización. Debe estar claro quién recibirá a los invitados y en qué lugar: puede ser en recepción, en el hall del edificio o directamente en la sala, según el contexto y el nivel de formalidad.

El recibimiento de una reunión de negocios
El recibimiento es uno de los momentos mas importantes.

Algunos principios básicos:

  • No hacer esperar. Una visita nunca debería permanecer más de cinco minutos en recepción. Si existe algún retraso inevitable, lo correcto es acompañarles a la sala para que esperen en un entorno más cómodo.


  • Comunicar con transparencia. Lo más incómodo para cualquier invitado es esperar sin saber qué ocurre. Si surge un imprevisto, informa de inmediato, explica el motivo del retraso y mantén a la otra parte al tanto de los tiempos.


  • Cuidar los detalles. Un saludo cordial, ofrecer agua o café, y mostrar amabilidad desde el primer momento son gestos sencillos que transmiten profesionalismo y hospitalidad.


Un recibimiento bien gestionado no es un mero trámite: es la antesala de la reunión y puede predisponer positiva o negativamente a la otra parte. Como dice el refrán, “no hay segunda oportunidad para una primera impresión”.


PASO 5. EL HOSPITALITY

El diablo está en los detalles. La imagen que los asistentes se lleven de la reunión será, en gran medida, la imagen que conserven de tu empresa o institución. Por eso, la mesa y el entorno deben estar cuidados con esmero.


Lo recomendable es que cada puesto esté preparado con elementos básicos que transmitan organización y profesionalismo:

  • Bloc de notas o cuaderno con el logotipo de la empresa.


  • Bolígrafo corporativo (si es posible, también personalizado).


  • Botella de agua individual y un vaso de cristal en perfecto estado.


  • Carpeta con documentos relevantes para la reunión, preferiblemente con la identidad visual de la empresa.


Más allá de lo tangible, el hospitality también incluye gestos de atención: ofrecer café o té al inicio, prever pausas breves en reuniones más largas o, incluso, tener algún detalle adicional para los asistentes en función del contexto. No se trata de ostentación, sino de transmitir consideración y cuidado hacia quienes nos visitan.


Cuidar estos pequeños aspectos refleja respeto, refuerza la seriedad de la organización y ayuda a crear una experiencia positiva que se recordará más allá del contenido de la reunión.


Organizar bien una reunión no consiste únicamente en preparar el contenido, sino en diseñar una experiencia completa. Desde la invitación inicial hasta el último detalle de hospitalidad, cada paso comunica quiénes somos como profesionales y qué importancia damos a la relación con la otra parte.

En un mundo donde el tiempo es uno de los recursos más valiosos, demostrar previsión, cuidado y respeto puede marcar la diferencia entre una reunión más y una oportunidad para fortalecer vínculos de confianza.

Al final, lo que recordarán no será solo lo que dijimos, sino cómo los hicimos sentir durante todo el proceso.



 

 
 
 

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